Programa Provincial de Control de Hidatidosis y Programa Sumar
La Hidatidosis o Echinoccocosis Quística es una zoonosis parasitaria
del hombre que según el momento de evolución de la enfermedad en que se
diagnostique, la localización que tenga en el organismo, su invasión a uno o
más órganos en forma simultánea y la edad en que se la detecta en el huésped
afectado: el pronóstico, el tipo de tratamiento y el seguimiento de estos
pacientes es absolutamente distinto.
Debemos abordar los problemas
que nos presenta esta patología utilizando para su solución los resultados
originados en la experiencia de los grupos de trabajo y la actualización científica
publicada.
Conocemos su progresión sin
síntomas clínicos por largos periodos de tiempo (generalmente años, muchas
veces décadas) en pacientes aparentemente sanos y con buen estado general,
hasta exteriorizarse en un porcentaje de casos a través cuadros sintomáticos
por alguna complicación (ruptura – migración – infección) de un quiste en el
órgano que reside.
Sabemos y está demostrado en
trabajos de investigación científica, su infestación (es decir la llegada del
parasito al organismo humano) se produce generalmente en edades tempranas de la
vida, sobre todo en habitantes de áreas geográficas endémicas (o
hiper-endémicas) de Echinoccocus
Granulosus.
Donde existe un medio ambiente
propicio para su propagación (perros + ovejas + hombre) y ahí sí podemos
afirmar, que la población de estas regiones está en riesgo inminente de
contagio en forma permanente.
Esto debe trasladarse también
a situaciones en que: un paciente tratado según las indicaciones que rigen las Normas
de Tratamiento (quirúrgico y/o médico) y rotulado tras su seguimiento (clínico
– diagnóstico por imágenes – serológico) como: “libre de enfermedad”, si regresa a su domicilio en un medio
ambiente endémico, especialmente con perros positivos (parasitados), las
posibilidades de reinfestación son inevitables (casi seguras) en un porcentaje
muy alto.
Existe un grupo de pacientes
con quistes localizados en órganos abdominales (principalmente en el hígado,
bazo o riñón) que cumplen el ciclo vital del parásito e involución de éste a un
remanente cicatrizal o calcificación (Clasificación ecográfica de Garbhy Grados
IV y V), sin exteriorizar su presencia con sintomatología en toda su
vida (evolución asintomática de todo el ciclo del parasito dentro del
organismo).
A los individuos que llegan a estas
instancias se los puede clasificar como parasitados, pero no como enfermos y
debe quedar claro que ante esta forma de evolución: no se necesitan tratamientos
de ningún tipo.
También es evidente la
disminución de las cifras de incidencia y prevalencia en las provincias que
cuentan con políticas de Salud Pública orientadas y efectivizadas por un Programa Multidisciplinario de Control de la Enfermedad.
Marcando con ellas las pautas
de promoción e información con estrategias de educación sanitaria que: se
realicen en forma permanente, sean accesibles para la franja socio-cultural de
la población a las cuales se dirigen, para que las mismas sociedades se empoderen ("conceder
poder a un colectivo desfavorecido socio-económicamente para que mediante su
auto gestión mejore sus condiciones de vida") del problema y a través del
cambio de conductas corten en forma definitiva el ciclo de esta parasitosis.
Entre las más importantes está
la desparasitación sistematizada y obligatoria (por ley) de las poblaciones caninas
con Praziquantel, medicamento que es aportado en forma gratuita por el
Ministerio de Salud a los propietarios.
Oficiando como intermediarios
en la entrega de los mismos, la dosificación en los perros y el control de
estos tratamientos: los agentes sanitarios quienes dependen de los Centros de
Atención Primaria de la Salud.
Esta debe ser una política del
Ministerio de Salud Pública de la
Nación, para todas las provincias.
Hace muchos años que la Hidatidosis dejo de
ser una enfermedad con tratamiento eminentemente quirúrgico, este postulado se
derrumbó en forma definitiva luego de la aparición del adelanto tecnológico de
la ultrasonografía y de la brillante y ya consagrada idea del Dr. Bernardo Frider en la década de los
‘80 con la búsqueda sistematizada en forma de tamizajes (screening) -utilizando este equipamiento- de pacientes con quistes
en poblaciones que habitan en zonas endémicas o hiper-endémicas.
Para la estadificación y
aplicación de tratamientos según las normativas se utiliza -para evitar
confusiones- como única referencia la Clasificación de imágenes ecográficas descripta por
Garbhy (Tunez).
Para luego y gracias al
diagnóstico precoz realizar su tratamiento en forma de una terapéutica por vía
oral con una droga demostradamente efectiva como el Albendazol.
Los seguimientos (controles)
de la efectividad o no de esta terapéutica se realizan mediante un esquema de
estudios ecográficos preestablecidos para cada paciente hasta que se lo
determina “libre de enfermedad”.
La casuística de los pacientes
que llegan a tener indicaciones de cirugía como tratamiento, en los últimos
quince años ha disminuido en forma importante.
En los servicios de cirugía
donde el tratamiento de la
Hidatidosis era una práctica muy frecuente, actualmente llega
a ser excepcional o de escasa frecuencia.
Las complicaciones de siembras
accidentales o espontáneas (traumáticas o intra-quirúrgicas) por roturas de
quistes y salida de su contenido en cavidades (peritoneal o plaural) –El llamado “cáncer blanco” de Ivanisevich-
disminuyeron notablemente desde la normatización de tratamiento quimioterápico
post-operatorio con Albendazol (ciclo completo) en “todos” los pacientes intervenidos.
Pasó a ser por su situación
una patología en que el diagnóstico, tratamiento y seguimiento, de competencia
de la Atención Primaria de la Salud (APS) que es materia del médico
generalista formado en las prácticas de ecografías y del especialista en
diagnóstico por imágenes entrenado y conocedor de esta patología.
Cuando ellos lo requieren por
el tipo de evolución o la localización, solicitan interconsultas (derivación):
al pediatra, el internista infectólogo o el cirujano y a ellos deben estar
orientadas las capacitaciones de progresos del tema.
Se recomienda en los
hospitales de cabecera o derivación, interzonales o de mediana y alta
complejidad de las provincias afectadas por esta endemia tener un médico
especialista referente o coordinador en Hidatidosis, que se encuentre en
contacto o sea miembro de la Filial
Argentina de la Asociación
Internacional de Hidatidologia.
Practicar la medicina basada en la evidencia
significa integrar la competencia clínica-quirúrgica individual y el buen
juicio, con la más actualizada confirmación externa disponible a partir de la
investigación y búsqueda sistematizada en bibliografía publicada.
La evidencia clínica y de
campo, en los últimos años, invalidó pruebas diagnósticas y tratamientos que
previamente fueron aceptados y los reemplazó con otros nuevos: más eficaces,
más exactos y más seguros.
Dr. Carlos H. Mercapide
Coordinador Programa Sumar
Provincia de Río Negro
Fotografías de Laura Mercapide
No hay comentarios.:
Publicar un comentario